Insertarse en el mundo como voz de los silenciados
Eduardo
de la Serna
Una rápida mirada al “mundo”
nos invita a ser conscientes que seguir creyendo que los argentinos somos una
especie de “ornitorrincos” del universo es absurda, y hasta suicida.
Y por “mundo” no entiendo lo
que los hegemónicos nos dicen que es (“estamos aislados del mundo” quiere decir
“de los países centrales”, como cuando se habla de “Guerras Mundiales” [sic]).
Me refiero a lo que nos rodea, o aquello de lo que elegimos rodearnos. Resulta
casi irónico que cuando el país creía decían que era “viento de cola” y ahora
que está creciendo muy poco y con tropiezos lo atribuyan a las políticas del
gobierno…
América Latina, “nuestra
casa” no está pasando por su mejor momento. Por un lado, el imperio quiere “dividir
para reinar” y entonces al Mercosur y Unasur contrapone el “pacto del Pacífico”
conformado por los países que le son aliados (Chile, Perú, Colombia y México; al
cual Macri propone integrarnos [¿sabrá Macri que Argentina no tiene océano
Pacífico?]). En Uruguay, aunque sigue el Frente Amplio, Tabaré es la derecha
que el frente permite; la situación en Brasil es evidentemente una
derechización como muchos miembros históricos del PT lo están afirmando, Lula
entre ellos; la crisis en Venezuela no termina gracias a la injerencia extranjera
como la frustrada visita (del frustrante) Felipe González lo manifiesta. La
interminable ida y vuelta de los diálogos de Paz en Colombia (con la oposición
de sectores de ambos bandos) parece la única noticia positiva que de allí puede
aguardarse. Centro América está invadida por las maras de dudosa independencia
de los poderes externos haciendo de esos territorios antros de violencia y
muerte. La situación en México resulta intolerable con candidatos e incluso
dirigentes elegidos para cargos asesinados cotidianamente. Resulta muy difícil
creer que toda esta andanada de muerte, especialmente habiendo tanto (¡¡¡tanto!!!) dinero de por medio, que no
esté orquestada desde los espacios de poder. Sólo ecuador y Bolivia se
mantienen orgullosos de lo conseguido, aunque los “cacerolos” hayan hecho ruido en Quito días pasados (no parece ajeno
a esto la próxima visita del Papa)
La situación en Europa no
parece más tranquila. EEUU envía tropas cerca de Rusia, que – en las películas,
formidable ámbito de propaganda – han vuelto a ser “los” enemigos. Interesante
que después de la caída del muro estos “malos” fueron primero “colombianos”,
luego “árabes” pero han vuelto a emerger los “peligrosísimos rusos”. Lo mismo
ha de decirse de los chinos, que están “viniendo” para América Latina para
horror de los monolateralistas con mirada dirigida al Norte. La crisis económica,
por ellos generada, no termina. Grecia discute con dignidad. En España surgen
nuevas alternativas. Pero los miedos hacen que los “poderosos” se aferren a
cosas seguras y la (ultra)derecha gane en Francia, Gran Bretaña y Dinamarca.
El mundo parece un
tembladeral (y ya sabemos en esos casos qué casas caen, cuáles se mantienen en
pie y, si caen los fuertes “sobre quienes” caen). En ese contexto se encuentra
Argentina. Y en un contexto electoral. Ya se ha establecido quiénes serán los
candidatos y qué podemos esperar, y qué no. Fuerzas externas presionan, como
los “fondos vinchuca” lo hacen a
diario y lo repican a diario sus lacayos vernáculos. Nadie que yo conozca
espera que Scioli, a pesar de su sobreactuación ultra-K de estos días, dé pasos
firmes hacia adelante. Quizás sólo quede esperar que no retroceda, cosa hasta
posible que haga. Es evidente que ante la desarticulación del massismo la trinidad clarinista se ha reducido a un
binomio. Y es evidente que los candidatos testimoniales de la izquierda agregan
una nota pintoresca de color a la campaña.
En lo personal no tengo
esperanzas en Scioli. Lo dije antes y lo repito. Pero es evidente que está “rodeado”
de candidatos “bien del palo”. Quizás
eso sea signo de la desconfianza de Cristina, la cual celebro. Quizás sea lo posible
o hasta conveniente en este momento del “mundo”, o quizás es lo que podemos hoy.
Pero eso no quita que sepamos estar atentos. Y, por lo tanto, decididos a no
dejar pasar una a cualquier cambio de rumbo, retroceso o agachada.
Y – en mi caso – el tema no
es “K” o “no K”, sino los pobres. Creo que nadie hizo tanto en favor de los pobres
como el modelo K. ¿Qué falta mucho? ¡No! Falta muchísimo. Deshacer un país es
fácil, y el menemismo lo mostró claramente. Reconstruirlo es arduo, lento,
difícil (y, además, con adversarios e intereses poderosos en contra), con
equivocaciones, avances, frenos, saltos y ¡jueces!
Como curas nos tocará estar atentos, y muy alerta a cualquier cosa que
perjudique a los pobres (como muchas cosas que Scioli hace en la provincia, por
ejemplo). Ser mirada atenta en favor de los pobres significa, “¡ni un paso
atrás!”, “¡nunca menos!”. El que toca a un pobre, nos toca a todos. Allí
estaremos. A eso lo llamaron “ser voz de los que no tienen voz”. Hoy sabemos
que la tienen, pero no se la escucha. Y no queremos callar. No podríamos
hacerlo.
Dibujo tomado de revistafast.wordpress.com
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