Un aporte al “flagelo” de Massa
Eduardo de la Serna
Como el tema de la droga” aparece una y otra vez en notas
episcopales, en spots de campaña y en imaginarios delictivos o criminales, me
quiero permitir una breve nota que intenta aportar. Poco. Muy poco. Pero algo.
La situación colombiana, que creo conocer bastante, aparece una y
otra vez en el horizonte. Incluso, recientemente, Clarín titulaba que
hacia Colombia estamos yendo, puesto en boca de “Popeye”, sicario de Pablo
Escobar. Aprovechando que los medios nunca informan de lo que pasa en América
Latina salvo cuando terremotos o dramas humanitarios importantes, decir que “hacia
Colombia vamos” solo abona el imaginario, nuestro y de ellos: lo que nos
hacen creer que es Colombia y lo que nos hacen creer que somos nosotros. Me
permito entonces una breve nota colombiana introductoria:
La fuerza del narcotráfico en Colombia fue conocida en sus dos
carteles, de Medellín y Cali, con su potencia económica y de violencia. La
serie “el patrón del mal” lo ha mostrado con bastante seriedad. Pero los
carteles fueron desarticulados con muertes y cárceles y surgió, mucho menos
visible, el “cartel del Valle”, con mano de obra de los anteriores y gente nueva.
En este contexto, además, hay que incluir el Plan Colombia, con el que EEUU inundo
de “ayuda” el país con bases militares y glifosato. La increíble DEA, que incluía
a Álvaro Uribe entre los narcos buscados se olvidó de ello porque ahora era “nuestro”,
usando la frase de Roosevelt sobre Somoza, y se alentó el paramilitarismo. Las
AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) empezaron a regar de nueva sangre el país.
Y cuando estas ya empezaron a tener autonomía, los principales jefes de las AUC
se unieron con el Cartel del Valle. Muchos creen que el principal motivo de la
lucha de Uribe contra las FARC además de ideológico es “eliminar la competencia”.
Las AUC-Cartel del Valle empezaron a tomar más y más territorios provocando
masivos desplazamientos de poblaciones enteras (Colombia es el país de más
desplazados del mundo, con más de 4.000.000 de personas); allí plantaron su
coca, sus palmas (Colombia es el mayor exportados de aceite de palma de
América) y sus mineras ilegales. Pero como la fuerza de las AUC daba mala
imagen internacional, Uribe promovió leyes que les permitieran cárcel “a bajo
costo”. Así, si los jefes paramilitares se entregaban y colaboraban con la
justicia, pagarían pocos años de prisión, “y asunto terminado”. El problema
ocurrió cuando algunos de estos ex jefes paramilitares empezaron a colaborar
con la justicia en serio y denunciaron fosas comunes, nombres aliados, etc… fue
entonces que se logró la extradición de los principales jefes a los EEUU (así
ocurrió con Salvatore Mancuso, Don Berna, HH, etc…). Y acá comienza otro
problema: las fuerzas paramilitares, sin jefes, se empezaron a dividir, a crear
grupos y nuevos grupos a los que se conoce como Bandas Criminales (Bacrim) que
no son sino paramilitares más focalizados territorialmente. La mayor parte de
estas bandas, por ejemplo, están explotando la “minería ilegal”. Y volvamos a
nuestro país…
Cuando se habla del “flagelo de la droga” con una liviandad y
superficialidad espeluznante uno se pregunta si están hablando de la “cocina”
del barrio, del “pibe paqueado” de la esquina, o de los grandes lavadores
internacionales… Cuando se escucha el spot publicitario de Massa que afirma que
enviará las Fuerzas Armadas a los barrios marginales uno sabe que “esa
película ya la vi”. Los culpables de todo son los pobres, el ejército –
como lo piden los EEUU – combatirá la droga (y volvemos a preguntarnos si lo
que se quiere no es “eliminar la competencia”) porque “los pobres son
los culpables de todo”. Mientras tanto, “Mi Sangre”, capturado en el
municipio de Tigre afirma que no es narco sino que se dedica a “minerales” (¿Cómo
los paramilitares? De hecho pertenecía a los Urabeños, una de las
principales “Bacrim”); el fiscal Novo, asesor de Massa, es encargado de
investigar la muerte de dos colombianos en Unicenter por parte de un “sicario
colombiano”, y la cosa no avanza. Y también el fiscal está ligado al tema efedrina
y los tres muertos de General Rodríguez, como muy claramente lo expuso ayer
Horacio Verbitsky en Página 12. No en vano los únicos que se opusieron a la
investigación sobre el fiscal fueron los diputados del Frente Renovador. La
cosa es simple: en el imaginario, droga e inseguridad van de la mano. Entonces,
hagamos campaña de mano dura (revivamos a Patti y a Rico, o a Bussi) y
anunciemos ejército en las calles para capturar perejiles (es decir a los
pobres) mientras defendemos a los amigos nordeltianos. Ah y anunciemos “ley de
derribo”, total queda bien. La pena de muerte a veces tiene buena prensa,
¡lamentablemente! Y Massa pone cara de serio y de inteligente, Macri dice que
Heidi va a cuidar a nuestros hijos de la droga, Lanata y Lilita acusan a “la
Morsa” mientras las causas de lavado de dinero como el JP Morgan y el HSBC siguen
cajoneadas por los fiscales de paraguas abiertos y mentes cerradas porque
parece que el “narcotráfico” es malo, salvo cuando es de los nuestros. ¡Y
Roosevelt vuelve!
Foto tomada de www.jujuyalmomento.com
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