La Ascensión de Jesús es tarea para la Iglesia
LA ASCENSIÓN
DEL SEÑOR – “B”
17 de mayo
Eduardo de la Serna
Lectura de los Hechos de los apóstoles 1, 1-11
Resumen: Como el comienzo
del Evangelio, el comienzo de Hechos muestra el despliegue de los preparativos
para el fiel cumplimiento de la misión. Los Apóstoles deben continuar la obra
de Jesús expandiendo por todas las regiones la Palabra de Dios hasta que Él
vuelva. Aunque antes, deben esperar la fortaleza que Dios mismo le garantiza
con el envío del Espíritu Santo.
Lo que llamamos “Ascensión” es una
creación literaria-teológica de Lucas. Con ella finaliza su Evangelio (como se
ve en el día de hoy) y con ella comienza su segundo volumen, Hechos de los
Apóstoles. Por un lado, se puede ver que hay un enlace entre el final de uno y
el comienzo de otro, y a su vez un paralelo entre ambos comienzos. Lucas quiere
mostrar claramente que hay una estrecha relación entre la predicación de Jesús
y la predicación de la comunidad cristiana. Veamos esquemáticamente ambos
paralelos, y algunos elementos del texto que la liturgia nos propone.
Paralelos entre el final de Lc y el principio de Hch
Lucas
|
temas
|
Hechos
|
24,13-43
|
Pruebas de
que vivía
|
1,3
|
24,4
|
dos hombres
vestidos
|
1,10
|
24,10
|
mujeres con
los apóstoles
|
1,14
|
24,47
|
predicar a
todas las naciones comenzando por Jerusalén
|
1,8
|
24,48
|
ser testigos
|
1,8
|
24,49
|
promesa del
Padre
|
1,4
|
24,49
|
no se vayan
de Jerusalén
|
1,4
|
24,51
|
elevado al
cielo
|
1,9
|
Paralelos entre el comienzo de Lucas y el comienzo
de Hechos
Lucas
|
temas
|
Hechos
|
1,1-4
|
introducción
a Teófilo
|
1,1-3
|
4,2
|
40 días
antes de la misión
|
1,3
|
4,1.14.18
|
comienzo por
medio del Espíritu Santo
|
1,2
|
4,43 (ver
1,33)
|
Reino de
Dios
|
1,3
|
3,16
|
Juan bautizó
con agua
|
1,5
|
3,3
|
proclama de
arrepentimiento
|
2,38
|
1,21.22.39.41
|
Cumplimiento
de las leyes
|
1,12
|
6,12-16
|
elección de
los Doce
|
1,16-26
|
3,22
|
Llenos del
Espíritu Santo
|
2,1-4
|
3,21
|
... del
cielo
|
2,2
|
3,22
|
un ruido
|
2,6
|
4,18-21
|
después del
envío del Espíritu se cumple la Escritura
|
2,14
|
4,24 (25-30)
|
profeta (por
el Espíritu)
|
2,17-18
|
4,36
|
milagro, asombrar
(thambô, sólo aquí [y Lc 5,9] en todo el NT)
|
3,10
|
5,1-12;
27-28; 6,12-16
|
la comunidad
crece
|
2,17-18
|
9,51
|
tomó la
decisión de ir a Jerusalén
|
19,21
|
13,33
|
dispuesto a
morir en Jerusalén
|
21,13
|
23,18
|
reclamo de
muerte
|
21,36
|
23,1
|
tribuno
romano
|
21,37
|
20,20; 21,12
|
procurador
|
23,24.26;
24,1
|
23,8-12
|
ante el
“rey”
|
25,13
|
24,27.44
|
cumplimiento
de la Ley y los Profetas
|
24,14; 28,23
|
24,48
|
testimonio
de Jesús
|
28,23
|
De todos modos, detengámonos en algunos elementos
que hacen a una mejor comprensión del texto. No sólo son evidentes los
paralelos que hemos destacado. Hay aspectos valiosos a considerar. Por ejemplo:
si bien el tema del “reino de Dios”
es tema fundamental en la predicación de Jesús, no es tema aparentemente
importante en Hechos. Sin embargo, no podemos descuidar que el tema se
encuentra presente en los momentos clave de este libro, y también en el
comienzo y en el final (1,3.6; 8,12; 14,22; 19,8; 20,25; 28,23.31). Del mismo
modo que antes de comenzar su ministerio Jesús pasa 40 días en el desierto (Lc
4,2), la Iglesia se encuentra con Jesús 40 días, antes de empezar el suyo (algo
especialmente significativo si recordamos que en el Evangelio de Lucas, Jesús
asciende el mismo día de su resurrección; es evidente que Lucas quiere destacar
aquí el número 40; ver Hch 1,3). El encuentro con Jesús, como es frecuente en
el Evangelio se da en el marco de una comida, del mismo modo que se destaca la
centralidad de Jerusalén para la misión evangelizadora (v.4) y se prepara la
venida del Espíritu Santo para esta misión (del mismo modo que ocurrió con
Jesús. Se pone en paralelo expresamente
el bautismo de Juan con el que empieza el ministerio de Jesús con la venida del
Espíritu (v.5) y se continúa destacando la centralidad del tiempo –tema
característico de toda la obra de Lucas- (v.7). Hay consenso general entre los
estudiosos que el v.8 es clave en toda la obra de Hechos: así como Lucas tiene
una clara distribución geográfica e histórica, también esto se puede ver en
Hechos. Pero no es “meramente” una distribución en orden a lo “narrativo” sino
con explícita intencionalidad teológica. Así como Jesús en todo su evangelio se
dirige a Jerusalén “porque no debe un profeta morir fuera de Jerusalén”
(13,33), aquí se señala que el Evangelio y su testimonio se entenderán “en
Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta los confines de la tierra” (v.8). Es
por eso que cuando Pablo llega a Roma (el acceso a “los confines de la tierra,
porque “todos los caminos conducen” a ella) Lucas puede terminar su obra sin
contarnos que le sucedió a Pablo. Su lema –a lo largo de la obra es que “la
palabra (de Dios) crecía” (6,7; 12,24; 19,20) y crece tanto que llega hasta la
capital del imperio. Mirando la estructuración de Hechos puede verse que toda
la primera parte muestra cómo se predica en Jerusalén, luego en Judea y
Samaría, y la palabra crece hasta llegar a Antioquía, Asia Menor, Europa, y
finalmente hasta Roma. El “programa” del v.8 se despliega a lo largo de todo el
libro.
En este marco, luego de haberle señalado a los
apóstoles su misión, es que ocurre la ascensión. Jesús ya puede irse, tiene
quienes continúen su tarea. El modo de elevarse es con características propias
de las teofanías (manifestaciones de Dios), nube, cielo, hombres vestidos de
blanco, y finalmente la confirmación de la visión. La palabra de los hombres
marca también el sentido teológico de Hechos: Jesús vendrá del mismo modo que
se lo vio partir, ¿qué hacen mirando al cielo? Es decir: “¡a trabajar!” Jesús
va a volver y hasta que vuelva, a ustedes les toca anunciar el Evangelio, hacer
que la palabra de Dios crezca y se anuncie en todo el mundo. Entendido en este
sentido, Hechos no ha terminado, seguimos en el “tiempo de la Iglesia” y
debemos continuar la tarea de la Evangelización.
La Ascensión es como una carrera de postas: ahora les
toca a los sucesores, los apóstoles (que en Lucas son los Doce). Esto también
se destaca en Hechos de un modo claro, luego le tocará a otros (los Siete,
Bernabé y Pablo) y más tarde a otros, “los presbíteros”. El anuncio del reino debe
continuar hasta que Jesús vuelva como se lo vio partir. Pero para que este
pueblo profético pueda desempeñar su misión, debe estar acompañado por el
Espíritu Santo, que es el gran responsable de la tarea evangelizadora. Pero la
venida del Espíritu, el próximo paso antes de comenzar la misión, será en unos
pocos días más.
Lectura de la carta a los cristianos de Efeso 1, 17-23
Resumen: La estrecha unión entre Cristo y su Iglesia marca un camino. Allí donde ya está el Señor se dirige su “Cuerpo”. Utilizando los Salmos el autor muestra que Jesús ya está junto a Dios habiendo vencido a las fuerzas del mal y la muerte y hacia donde nos dirigimos.
Después de un interesante Himno eclesial (1,3-14) el autor, un discípulo de Pablo, se dirige a los destinatarios (¿una comunidad? ¿una “carta abierta”?), haciendo expresa referencia a la misión de la Iglesia en medio del mundo (pagano). El autor señala que esto que destacará es lo que él pide a Dios en sus oraciones, por lo que el texto es claramente una “oración”. Si se ve atentamente, estamos ante una oración larguísima, sin punto desde el v.15 hasta el v.21. Los vv.22 y 23 constituyen finalmente la conclusión, o la motivación, que es la estrecha relación entre Cristo y su Iglesia, tan estrecha como la de un cuerpo con la cabeza.
En la oración, fundamentalmente lo que el autor pide para la
Iglesia es que “conozca”. Sabemos que “conocer”, en el mundo bíblico es una
experiencia profunda del objeto, no se trata de algo expresamente “racional”, o
intelectual. Pide que Dios, “el Padre de la gloria”, el “Dios de nuestro Señor
Jesucristo” les conceda “espíritu de sabiduría y revelación” precisamente para
“conocerlo perfectamente”. De ese modo, podrán profundizar 3 elementos
importantes: la esperanza en la llamada, la riqueza de la gloria y la grandeza
del poder desplegado en la Pascua. Es decir, conocer a Dios implica conocer su
intervención activa en la historia de la salvación, llegada a su plenitud en el
“acontecimiento Cristo”. Pero esto es imposible sin el espíritu (no pensemos
aquí que se refiera explícitamente al Espíritu Santo) de sabiduría, esto es la
capacidad de comprender, el reconocer el paso de Dios en la vida, y de
revelación, es decir la explícita manifestación de Dios que aclara, interpreta
la historia. Sin dudas esto es necesario e imprescindible para reconocer el
obrar de Dios que a continuación explicitará como llamada, gloria y poder. Pero
todo esto es “en relación” a la comunidad, la esperanza es “a la que fuimos
llamados”, la gloria es “en herencia a los santos” y el poder manifestado en la
resurrección y ascensión es “poder para con nosotros”. La relación de la
Iglesia con Cristo es inseparable. Es interesante notar (aunque aquí sólo es
insinuado y desarrollará más adelante, esta unión de los creyentes con Cristo
es tan plena que así como Cristo está resucitado y sentado junto a Dios, del
mismo modo, estando plenamente unidos a Cristo, los creyentes ya están
resucitados y sentados conjuntamente a él (2,6) a fin de “mostrar la
sobreabundante riqueza de su gracia”.
Esta estrecha interrelación se expresa en la conclusión con la
metáfora del cuerpo y la cabeza. No es unánime entre los estudiosos la
afirmación de que la imagen esté tomada del ambiente estoico, o quizás también
(pre) gnóstico, Lo cierto es que la imagen alude a –por un lado- una estrecha
interpenetración, y también a un sentido de superioridad. La cabeza es,
aparentemente, la conducción en este caso. No parece que deba entenderse en
sentido de precedencia, sino de gobierno. El tema “cabeza de su cuerpo, la
Iglesia” es tema recurrente en Colosenses y Efesios (Col 1,18.24; 2,10.17.19;
3,15; Ef 1,22-23; 2,16; 3,6; 4,4.12.15; 5,23.30; ver Ef 1,10). Esta comunión
entre cuerpo y cabeza permite la esperanza ya que “precedernos
como Cabeza nuestra, para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la
ardiente esperanza” (Prefacio).
Es interesante señalar que esta “elevación” es “por encima” de
todo “principado [arjê], poder [exousía], virtud [dynamis] y señorío
[kyriótês]”. Estos extraños personajes (ver 3,10; 6,12; Col 1,16; 2,10.15)
parece que deben entender como por poderes “de este mundo”, como personajes
diabólicos, fuerzas del mal que son vencidas por Cristo aunque parezcan
“todopoderosas”. Todo (panta) está puesto “bajo sus pies” constituido “cabeza
del cuerpo” (v.22-23). Y así es “la plenitud del que todo en todo es
plenificado” (así parece conveniente leer literalmente el versículo
conclusivo). La fórmula “todo bajo sus pies” está tomada del Sal 8,7 y se
refiere al “todo” de la creación sometido al señoría del ser humano que es
“apenas inferior a un Dios” (v.6). Sin embargo, otro salmo está en el trasfondo
de la idea de la ascensión al destacar al resucitado como “sentado a la diestra
(de Dios) en los cielos” (Sal 110,1). Aquí volvemos a encontrar la idea de “los
pies”, aunque en este caso se refiere explícitamente a los vencidos (cf. Jos
10,24). El rey se sienta a la derecha de Dios que lo guiará para triunfar sobre
los enemigos, “quebrará a los reyes” (enemigos, v.5). Este Salmo fue muy
utilizado por el primer cristianismo (ver Hch 2,33.35; Mc 12,35-37) para aludir
a la resurrección (y el autor de Hebreos encuentra en el v.4 elementos para
profundizar el sentido sacerdotal del Mesías). La ausencia de Jesús, el haber
sido resucitado por Dios supone que Dios lo ha “llevado” junto a sí, y “sentado
a su derecha”. El Salmo, que está en el trasfondo de este y otros textos es
claramente usado por el cristianismo primitivo para mostrar que las Escrituras
ya aludían a la resurrección de Jesús.
+ Evangelio según
san Marcos 16,
15-20
Resumen: miembros de la comunidad de Marcos
añaden una serie de textos al final abrupto del Evangelio incorporando, entre
otros, la referencia a la ascensión tomada de Lucas. A él remitimos (primera
lectura)
Es sabido que Marcos termina abruptamente su Evangelio en
16,8. Resultaba extraño a las comunidades un Evangelio en el que no hubiera
apariciones del Resucitado, y por ese motivo se añadió lo que se conoce como “final
largo”. En él se incorporan una serie de relatos, particularmente tomados del
Evangelio de Lucas (la referencia los siete demonios de María Magdalena [Lc 8,2],
a los peregrinos de Emaús [24,13-35], y… en este caso, a la Ascensión).
Es sabido, también, que la Ascensión es una creación teológica
de Lucas. Finalizado el “tiempo de las apariciones del resucitado” Jesús “ya no
está” entre ellos. La imagen parece tomada de la relectura cristológica del
Salmo 110,1: “Oráculo de Yahvé a mi señor, siéntate a mi derecha”. Por tanto,
Jesús ha “ascendido a la derecha de Dios” como se ve en el mismo Hechos de los
Apóstoles:
“Hermanos, permítanme que les diga con toda libertad cómo el patriarca David murió y fue sepultado y su tumba permanece entre nosotros hasta el presente. Pero como él era profeta y sabía que Dios le había asegurado con juramento que se sentaría en su trono un descendiente de su sangre, vio a lo lejos y habló de la resurrección de Cristo, que ni fue abandonado en el Hades ni su carne experimentó la corrupción. A este Jesús Dios le resucitó; de lo cual todos nosotros somos testigos. Y exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y ha derramado lo que ustedes ven y oyen. Pues David no subió a los cielos y sin embargo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies”. (Hch 2,29-35)
Pero esta Ascensión (y remitimos a la primera lectura, que es la fuente de
este texto, como dijimos) no es simplemente una “contemplación” sino una tarea
para la Iglesia, Jesús le “pasa la posta” a su Iglesia. De allí que el texto
finalice señalando que en continuidad con el envío de vv.15-16 “ellos salieron a predicar por todas partes”
(v.20). La Ascensión de Jesús refuerza no tanto que “Jesús no está”, sino “para
qué está la Iglesia”. Pero, para que esto sea una realidad [y notar que el tema
no se encuentra en Marcos, pero sí en Lucas y Hechos] debemos esperar – la próxima
semana – la donación del Espíritu Santo.
Foto tomada de cpsscba.org
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