domingo, 20 de diciembre de 2015

Apostillas poselectorales

Breves apostillas poselectorales


Eduardo de la Serna




Ayudamemoria… Hace unos años, cuando Sergio Massa aparecía como la “gran esperanza blanca”, se vio – para quien quería ver – que su vacuo discurso triunfante lo pronunció ayudado de un teleprompter, es decir, una pantalla no visible desde el público de donde leía disimuladamente su discurso. El sentido – obviamente – fue no olvidar nada de lo que debía decir, y no decir nada que no debiera. Bastante poca confianza se y le tenían sus compañeros de camino, evidentemente. Ayer, al pronunciar su discurso, la otra esperanza blanca, Mauricio, lució desenvuelto, hasta que el compañero de fórmula de su aliado mostro una fotografía sonde se veía el mismo adminículo electrónico. Nuevamente la falta de confianza. Y me surgen preguntas… ¿Alguien imagina a la presidenta Cristina usando un teleprompter? Para pronunciar a amigos y aliados desde su supuesto éxito un discurso que fue “la nada misma” (y que con justeza Mario Wainfeld calificó de “neobudista”) Mauricio utilizó no un ayuda memoria sino que “leyó el texto”. Lindo papelón nos esperaría si tuviera que improvisar un discurso como Alfonsín ante Reagan, o Cristina en el G20. 


Denuncias: Cuando desde primera hora Mauricio y el ex vocero de Menem y mal periodista deportivo (si eso existe) Fernando Niembro denunciaron robo de boletas, el tufillo era que estábamos ante una suerte de “confesión de parte”. Cuando uno tras otro, ecuatorianamente asesorados, los miembros del PRO (el de la flechita hacia la derecha) salieron a hablar maravillas del voto electrónico (ese que está sospechado de arreglo económico con hombres de pro-sapia) la sensación es que “la culpa es del otro si algo me sale mal” y “entre esos tipos y yo hay algo personal”. El PRO ya había conseguido el insólito fallo de la jueza que los cubría para “cruzar el charco” y fiscalizar. ¿Será que ni fiscales consiguieron? Porque teóricamente un fiscal de un partido/alianza se ocupa de poner las boletas si faltan, entra al cuarto oscuro – con otros fiscales – para asegurarse de todo. ¿Cómo sabían que robaban boletas y no que había una avalancha de votos pro? ¿O ya sabían que su elección no vendría demasiado bien? De hecho lo que parecen haberles robado fue el baile y los globos amarillos porque no se los vio en el “festejo”.


Suciedad: Una de las características de la suciedad (que no ocurre, en general, con la limpieza) es que “ensucia”. Y es evidente que hubo y hay quienes no pudiendo lograr sus objetivos (a menos que solo eso sea lo pretendido) se dedicaron a “ensuciar”. En un grupo que en ocasiones pasadas todos estaban en duda si votar a Julián o a Aníbal para gobernador, después de ver las denuncias de Clarín y su lacayo unánimemente decidieron votar a Aníbal (sumada a la participación de Julián en el “Bailando”). No muy distinto a las denuncias de su partner, la denunciadora serial, sólo se dedicó a ensuciar. Sabiendo que la intención de voto rondaba la nada, quizás precisaba unos pesos alquilando su casa como estudio de TV. Lo cierto es que las denuncias ensuciadoras parecen derrotadas en las P.A.S.O. de ayer (Primarias Abiertas, Simultáneas [no “secretas”, Alak] y Obligatorias). Claro que su poder de fuego y daño no debe minimizarse, y la situación en Brasil sirve de alerta; y quizás debamos estar atentos para nuevas y más poderosas campañas. Lamentablemente, con un poder judicial cómplice o sumiso es poca la justicia que podamos esperar.


Cambio: Resulta interesante lo recurrente al término cambio (o semejante) que fue caballito de batalla. Posse, que es dueño de San Isidro hace mil años decía: “Te imaginás un San Isidro distinto?... Posse sí”. Uno podría preguntarse por qué en esos mil años no lo pudimos palpar, pero es evidente que los sanisidrenses, que se creen distintos, esa es la “distinción” que quieren. ¡Pobres! Pero curiosamente el bocón, o vocero ocasional, del PRO y nuevo jefe de gobierno de la ciudad autómata de Buenos Aires dijo que “la gente” (ver enseguida) quiere un cambio. ¿Qué es un cambio? ¿Acaso habría alguien tan  insensato que en cualquiera fuera la situación en la que estuviera no querría “un cambio” para mejor? Ahora, no es lo mismo cambiar A por B, que por J o por Z… todos querrían un cambio, pero ¿qué significa? Cualquiera que tiene un trabajo quisiera uno mejor, no quedar sin trabajo, por ejemplo. Pero las dos situaciones serían “cambiar”. Todos hablaron de cambios pero no se aclaró – ni Scioli – cambiar qué y por qué se lo reemplazaría. Más cuando Mauricio ayer dijo que había que cambiar algo y ahora cambió él diciendo que no lo cambiaría y además repitiendo que ha aprendido, como si pudiéramos creer que es capaz de aprender. Lo mismo se lee en el “mano dura” Sergio que ha demostrado que no cambió ignorancia por aprendizaje de Derecho y sigue ostentando inopia proponiendo lo que debería saber imposible o ilegal. En lo personal, quiero un cambio, quiero que los que de no tener trabajo han alcanzado un cierto trabajo cambien y tengan mejor trabajo, más justo y más formal; que sus sueldos cambien para mejor. Si se quiere, quiero un cambio hacia adelante, no hacia atrás. Correctamente Scioli dijo que también la “marcha atrás” (o “reversa”) es un cambio, pero muchos queremos avanzar.


La “gente”: Finalmente me resulta curioso el uso insistente del término gente. Término recomendado por Durán Barba, y también usado por Massa con insistencia. Me resultó patético el vice de Sergio diciendo que “la gente entendió nuestra propuesta”. ¿Cómo? ¿Oí bien? El grupo UNA obtuvo el 20,64% (y Massa un 68,91 de esos votos), ¿esa es “la gente”? Y el resto, el 20,64% de UNA y el 79,36% que no los votó ¿no es “la gente”? ¿Qué entiende por “gente” esta “gente”? Me recuerda una anciana señora que cree que habla en nombre de la gente (que a su vez tiene miedo de mucha no-gente), a la cual  - por otro lado – le deseo una muy buena estadía en el Uruguay. Muchos preferimos otra categoría como “pueblo” (y no tememos el “populismo”), y creemos que el “pueblo” dice, piensa, celebra y tiene proyectos. Proyectos muy contrarios al “antipueblo”, que confunde “pueblo” con “ciudadano”… 


Los ciudadanos que se reconocen pueblo votaron un cambio para adelante, parece. Habrá que estar atentos a nuevas suciedades, teleprompters y propuestas de cambios con anzuelo. Falta para octubre y la gente sucia y antipueblo no baja los brazos; habrá que abrazarse para marchar y sortear los obstáculos que los nervioshos, lilitos o lanatas pondrán en el camino.



Foto tomada de www.diarioveloz.com 

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