sábado, 19 de diciembre de 2015

Las paralelas

Las paralelas


Eduardo de la Serna



En el colegio estudiamos que las paralelas son esas líneas rectas que no se tocan (o que se tocan en el “infinito”, que es lo mismo que nunca). Se  las usaba para hacer los renglones en las hojas, los pentagramas para la música, y hasta para la gimnasia artística. Realmente eran muy útiles. Y bellas.

Pero, ¿siempre son útiles las paralelas?

Sospecho que no. 

Cuando algunos medios de Comunicación actúan como fiscales de la República, y aparecen como denunciantes, investigadores, acusadores, perseguidores se transforman en una Fiscalía paralela, y flaco favor le hacen a la justicia (suponiendo que esta les interesara, claro).

Cuando fiscales o jueces actúan como legisladores y aparecen como tales cajoneando, embarrando, censurando, cautelando leyes aprobadas por el Congreso se manifiestan como Legislatura paralela, y mal aporte hacen a la Ley (imaginando que esta les resultara importante, claro).

Cuando los mismos fiscales o jueces actúan como Poder Ejecutivo impidiendo, trabando, obstaculizando la aplicación de la ley o el desempeño ejecutivo devienen un poder paralelo, y barreras le ponen al camino elegido (alucinando que estuvieran interesados en caminarlo, claro).

Cuando algunos actores, deportistas, personas del mundo del espectáculo se ponen a participar en política sin una verdadera vocación, sino de puro marketing aparecen  como política paralela y bastante contribuyen a desdibujarla (queriendo creer que la política realmente les interesara, claro).

Cuando una jueza, pero no es su rol de tal sino de querellante lleva, impide, exige, impone peritos, suspensión de pruebas, conclusiones, acusaciones se revela como jueza y fiscal paralela y extraño aporte hace al conocimiento de la verdad (simulando como que creo que le interesara conocerla, claro).

Lo cierto es que las paralelas no se tocan, pero en estos casos no son ni caligráficas, ni musicales ni artísticas, son obstáculo (cosa extraña porque no se tocan), apuntan muchas veces al “infinito”, es decir a que “nunca” se llegue al objetivo que se enuncia. Ahora bien, ¿quién es el encargado o encargada de que tal cosa no suceda? Algunos afirman que su rol es “poner límites” (sin que quede claro quién les pone límites a ellos, claro), pero son siempre límites a otros. Son los otros los responsables (aunque la “cosa juzgada” no exista). Pero mientras la jueza-fiscal paralela, por ejemplo, pueda encontrarse a solas con Fein, Palmaghini (de quien sigo dudando de su imparcialidad) y Lorenzetti, mientras teatralice conferencias de prensa que aparecen como “la verdad pericial de las cosas” a pesar de las enormes dudas que algunos de tales peritos revelen en su turbia historia, o incluso mientras no se excuse por “parcialidad manifiesta” un lamentable fiscal, mientras tanto seguiremos asistiendo a un show televisivo. A un intento manifiesto de apuntar todos los cañones (perdón, las cámaras) en una dirección. Una dirección paralela, claro.

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