sábado, 19 de diciembre de 2015

¡Gracias a Dios!



¡Gracias a Dios!

Eduardo de la Serna



Hace mucho, mucho tiempo y por motivos varios decidí mudarme. No quería ser cura en Buenos Aires. Los motivos fueron varios, pero los resumiría diciendo que “me fui para no perder la alegría”. Mi elección no sólo tuvo que ver con “a dónde iba”: a Quilmes, con un obispo santo, Jorge Novak, y un grupo de curas maravillosos con los que compartir la vida era motivo de celebrar la vida, sino también un conjunto humano con los que, como decía el querido monseñor Romero, “con este pueblo no es difícil ser pastor”. También influyó, ¡y mucho! el hecho “de dónde me iba”, de Buenos Aires (hoy CABA, Ciudad Autónoma de Buenos Aires). 

Viendo los resultados de las elecciones del pasado domingo en la CABA debo decir que ¡celebro haberme ido!: ¿qué debería predicar? ¿Cómo debería reaccionar ante una ciudad indiferente al dolor? Veo que la mortalidad infantil ha bajado en todo el país salvo en la CABA, donde ha subido. Veo que las escuelas públicas son un desastre, lo mismo que la salud. Me toco por motivos varios ir en el año a dos hospitales públicos de la ciudad, en ambos había carteles informando que el Tomógrafo no funcionaba. Veo bomberos muertos por un atentado criminal para “quemar papeles comprometedores”. Veo un gobierno que veta sistemáticamente –serialmente – leyes que incluso sus propios correligionarios han votado. Veo que unos pocos se han enriquecido con privatizaciones y la población abandonada a su (mala) suerte (hasta la comisaría de Vicente López que se está haciendo en Libertador y Gral. Paz la está construyendo Caputo, ¿no es mucho?). Veo niños quemados en talleres clandestinos que un gobierno se niega a controlar, quizás porque la primera dama está sospechada o implicada… Veo eso, y más que se podría añadir y me repito… ¿Qué debería predicar mañana si fuera cura en la CABA? Para peor, los evangelios de estos días hablan de los profetas, y creo que es evidente qué dirían los profetas ante esto; dónde se pararían para mirar la realidad y hacia dónde creen que debería dirigirse.

Y no estoy hablando del candidato tal o cual (aunque leer que uno dice que “la población está virando hacia la izquierda” habiendo obtenido el 5% me resulta grotesco). Hablo de los pobres. Allí decidí pararme a mirar desde hace años. Y eso fue decisivo en mi mudanza. 

Después celebraré el “¡no!” griego, el Ecuador de pie, y hasta la vuelta de Carlitos a Boca. Pero hoy ¡¡¡quiero celebrar mi mudanza!!!

Dibujo tomado de asiestaquilmes.blogspot.com

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