sábado, 19 de diciembre de 2015

Insertarse en el mundo como voz de los silenciados

Insertarse en el mundo como voz de los silenciados


Eduardo de la Serna



Una rápida mirada al “mundo” nos invita a ser conscientes que seguir creyendo que los argentinos somos una especie de “ornitorrincos” del universo es absurda, y hasta suicida.

Y por “mundo” no entiendo lo que los hegemónicos nos dicen que es (“estamos aislados del mundo” quiere decir “de los países centrales”, como cuando se habla de “Guerras Mundiales” [sic]). Me refiero a lo que nos rodea, o aquello de lo que elegimos rodearnos. Resulta casi irónico que cuando el país creía decían que era “viento de cola” y ahora que está creciendo muy poco y con tropiezos lo atribuyan a las políticas del gobierno… 

América Latina, “nuestra casa” no está pasando por su mejor momento. Por un lado, el imperio quiere “dividir para reinar” y entonces al Mercosur y Unasur contrapone el “pacto del Pacífico” conformado por los países que le son aliados (Chile, Perú, Colombia y México; al cual Macri propone integrarnos [¿sabrá Macri que Argentina no tiene océano Pacífico?]). En Uruguay, aunque sigue el Frente Amplio, Tabaré es la derecha que el frente permite; la situación en Brasil es evidentemente una derechización como muchos miembros históricos del PT lo están afirmando, Lula entre ellos; la crisis en Venezuela no termina gracias a la injerencia extranjera como la frustrada visita (del frustrante) Felipe González lo manifiesta. La interminable ida y vuelta de los diálogos de Paz en Colombia (con la oposición de sectores de ambos bandos) parece la única noticia positiva que de allí puede aguardarse. Centro América está invadida por las maras de dudosa independencia de los poderes externos haciendo de esos territorios antros de violencia y muerte. La situación en México resulta intolerable con candidatos e incluso dirigentes elegidos para cargos asesinados cotidianamente. Resulta muy difícil creer que toda esta andanada de muerte, especialmente habiendo tanto (¡¡¡tanto!!!) dinero de por medio, que no esté orquestada desde los espacios de poder. Sólo ecuador y Bolivia se mantienen orgullosos de lo conseguido, aunque los “cacerolos” hayan hecho ruido en Quito días pasados (no parece ajeno a esto la próxima visita del Papa)

La situación en Europa no parece más tranquila. EEUU envía tropas cerca de Rusia, que – en las películas, formidable ámbito de propaganda – han vuelto a ser “los” enemigos. Interesante que después de la caída del muro estos “malos” fueron primero “colombianos”, luego “árabes” pero han vuelto a emerger los “peligrosísimos rusos”. Lo mismo ha de decirse de los chinos, que están “viniendo” para América Latina para horror de los monolateralistas con mirada dirigida al Norte. La crisis económica, por ellos generada, no termina. Grecia discute con dignidad. En España surgen nuevas alternativas. Pero los miedos hacen que los “poderosos” se aferren a cosas seguras y la (ultra)derecha gane en Francia, Gran Bretaña y Dinamarca. 

El mundo parece un tembladeral (y ya sabemos en esos casos qué casas caen, cuáles se mantienen en pie y, si caen los fuertes “sobre quienes” caen). En ese contexto se encuentra Argentina. Y en un contexto electoral. Ya se ha establecido quiénes serán los candidatos y qué podemos esperar, y qué no. Fuerzas externas presionan, como los “fondos vinchuca” lo hacen a diario y lo repican a diario sus lacayos vernáculos. Nadie que yo conozca espera que Scioli, a pesar de su sobreactuación ultra-K de estos días, dé pasos firmes hacia adelante. Quizás sólo quede esperar que no retroceda, cosa hasta posible que haga. Es evidente que ante la desarticulación del massismo la trinidad clarinista se ha reducido a un binomio. Y es evidente que los candidatos testimoniales de la izquierda agregan una nota pintoresca de color a la campaña. 

En lo personal no tengo esperanzas en Scioli. Lo dije antes y lo repito. Pero es evidente que está “rodeado” de candidatos “bien del palo”. Quizás eso sea signo de la desconfianza de Cristina, la cual celebro. Quizás sea lo posible o hasta conveniente en este momento del “mundo”, o quizás es lo que podemos hoy. Pero eso no quita que sepamos estar atentos. Y, por lo tanto, decididos a no dejar pasar una a cualquier cambio de rumbo, retroceso o agachada.

Y – en mi caso – el tema no es “K” o “no K”, sino los pobres. Creo que nadie hizo tanto en favor de los pobres como el modelo K. ¿Qué falta mucho? ¡No! Falta muchísimo. Deshacer un país es fácil, y el menemismo lo mostró claramente. Reconstruirlo es arduo, lento, difícil (y, además, con adversarios e intereses poderosos en contra), con equivocaciones, avances, frenos, saltos y ¡jueces! Como curas nos tocará estar atentos, y muy alerta a cualquier cosa que perjudique a los pobres (como muchas cosas que Scioli hace en la provincia, por ejemplo). Ser mirada atenta en favor de los pobres significa, “¡ni un paso atrás!”, “¡nunca menos!”. El que toca a un pobre, nos toca a todos. Allí estaremos. A eso lo llamaron “ser voz de los que no tienen voz”. Hoy sabemos que la tienen, pero no se la escucha. Y no queremos callar. No podríamos hacerlo.


Dibujo tomado de revistafast.wordpress.com

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