miércoles, 30 de diciembre de 2015

No hay que exagerar...



No hay que exagerar…

 Eduardo de la Serna




Algunos amigos y amigas, de los que en ningún momento pongo en duda su buena voluntad, su cariño, y su honestidad intelectual me dicen que exagero, que no es “para tanto”, que hay que darle tiempo.

Claro que del mismo modo que respeto y acepto su mirada y punto de vista, no puedo menos que ser honesto con lo que yo veo, con lo que vislumbro, con lo que – inclusive – intuyo. Ser “honestos con lo real” es un punto de partida fundamental. Y quiere ser el mío.

¿Y qué vislumbro, o veo? Sin duda que hay cosas de distinto calibre, distinta densidad aunque formen parte de un todo. Que quiten o disminuyan impuestos a los autos de alta gama, embarcaciones y aviones en lo personal no me afecta, aunque evidentemente queda claro a quiénes beneficia. Que el ministro diga que se hace en vistas del objetivo de “pobreza cero” ya me molesta, porque siento que se burlan de mi inteligencia.

Que se quiten los subsidios de suministros energéticos (luz y gas) no sólo “me” perjudica, sino que perjudica a la inmensa mayoría de la población, particularmente a los pobres. Y además, que el ministro diga que se hace para que “aumente la inversión” nuevamente lo siento una burla.

Que no se convoque a sesiones extraordinarias del Congreso afecta la institucionalidad, y que esto implique gobernar por DNU (Decretos de Necesidad y Urgencia, sin que quede clara la urgencia y la necesidad, con lo cual lo que queda claro es que se pretende saltar el Congreso) es autoritarismo (¿no se criticaba eso, antes?). Y que en esos DNU se atente, deroguen leyes de la democracia, me resulta insufrible, y también ilegal. No veo que un “decreto” pueda derogar o modificar una “ley”. 

El avance contra la ley de servicios de comunicación audiovisual, su derogación, las intervenciones del AFSCA y del AFTIC me resultan autoritarias y – nuevamente – justificadas por una burla a mi intelecto: “se acabó la guerra del Estado contra el periodismo”. Y hablar de “pluralidad de voces” me parece de un cinismo grave. Creo – y lo he dicho y repito – los Medios de Comunicación crean realidades, y lo que se dice y repite pasa a ser tomado como “dato adquirido”, incuestionable, verdad absoluta. Y ponerlo en duda te hace merecedor de una mirada casi compasiva (“pobre tonto… ¡no entiende!” o “¡qué colonizado que está!”) cuando no de insultos o portazos. Los que vislumbramos que la intervención del AFSCA habilitará la compra de Nextel por parte de Clarín (que había sido rechazada por el organismo), no sólo implica un fenomenal caudal de ingresos (por el 4G) sino seguir aumentando el oligo-(casi mono)-polio de las comunicaciones del país. Con todo lo que eso significa en las mentes (y la ironía de que quienes se negaban a la participación de las empresas telefónicas en la Ley pretendan ahora participar de ese “nicho”).

El avance contra el Poder Judicial (con la anuencia de algunas de sus máximas autoridades, dadas al lobby antes que a intentar administrar justicia) me resulta preocupante. Lo cual implica no sólo saltar sobre el legislativo sino también sobre el judicial, lo que se asemeja a la “suma del poder público”. Colar ministros de la Corte Suprema por una ventana (con una indisimulada sonrisa cómplice del cortesano mayor), meter miembros en el Consejo de la Magistratura, intentar y presionar la renuncia de la Procuradora General de la Nación, recortar su poder quitándole, por ejemplo, las escuchas (con lo peligroso en ciernes, de la vuelta de los “espías” al manejo de áreas tan sensibles a la libertad, la intimidad y la posibilidad de chantaje). Y, de nuevo, con la burla a nuestra inteligencia, porque se dijo que no se quieren jueces “macristas” y se pretende la “independencia del poder judicial”. Ah… y todo por DNU. Esa independencia que hace que se desprocese al único presidente procesado de nuestra historia. Rápidamente, claro. Porque ciertas cautelares casi parecen firmadas antes que se las pida, mientras que otras se demoran tiempos eternos. Interminables. Es que la cautela tiene sus tiempos.

El avance económico, silencioso (con la complicidad de los medios que no hacer referencia a nada, como la inseguridad que – por arte de magia, o movida por un hada gobernadora – ya no existe) hace ver que la inflación desde que se anunció el “ajuste” que en el recurrente vocabulario del cinismo se llama “sinceramiento” o “corrimiento de precios” sea galopante. Que la apertura de importaciones hace presagiar caída del empleo. En los primeros momentos todos podremos comprar baratos y simpáticos productos en nuevos “todo por dos pesos”, mientras se va socavando y corroyendo el empleo. Esa película ya la vimos. Pero todos pueden comprar hasta 2.000.000 de dólares por mes y autos de alta gama más baratos porque hay igualdad de oportunidades. Todos pueden. Cualquiera. La plata alcanza cada vez menos, el trabajo se vislumbra en peligro y con sueldos más bajos después de un primer momento de fiesta gracias a los sojeros y trigueros que inyectan dinero (no gratis, por cierto) y al apoyo (= préstamos, endeudamiento) de bancos “amigos”. Es decir, el círculo vicioso de la pobreza creciente avanza. Eso sí, con “buenas noticias”, como el otro ministro lo dijo en su media sonrisa.

Y pienso, pero no me extiendo en los temas internacionales (alianza del Pacífico, fractura del Mercosur, maridaje con los EEUU, unilateralismo) y la graciosa liberación de presos fugados misteriosamente porque se ha declarado la guerra al Narcotráfico, pero "no a todo"... Y tampoco me extiendo en nombramientos en Unidad Fiscal, en Inteligencia, en la Legal y Técnica, o el cierre de programas como "Argentina sonríe", por ejemplo. O en la represión, carros hidrantes, francotiradores, balas de goma... Ameritaría, pero "para muestra basta un botón".

¿Cuál es mi intuición? Que están yendo por todo a toda velocidad, que el golpe sea duro el primer semestre para después tener tres semestres en los que la amnesia, el olvido y el invalorable aporte de los MCS les permita sonreír en esta fascinante revolución de la alegría y las buenas noticias porque “estamos contentos”, y enfrentar sonrientes las elecciones de medio término. Y por eso, precisamente por eso, que no puedo menos que estar preocupado. Porque trato de dedicar mi vida a los pobres, y veo que la bola de nieve avanza y crece. No es por mí, y – lamentablemente – no creo estar exagerando.


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