domingo, 20 de diciembre de 2015

Reflexión a partir de Tucumán

Reflexión a partir de Tucumán

Eduardo de la Serna



Era evidente – y lo sigue siendo – que la oposición, con la complicidad de los grandes medios no iba – no va – a parar de ensuciar todo lo posible el clima y aire electoral. Sabe que no gana, y cree que quizás así pueda “arañar” una posibilidad.

Y una de las maneras de “embarrar la cancha” es “mezclar todo”. Que los justos y sensatos motivos de irritación en algunos casos se dirijan a “todo” y no a lo que “debe”. Es el caso de lo ocurrido en Tucumán y – por lo que veo – creo que se deberían distinguir varias cosas: las elecciones, las denuncias, la quema de urnas, la protesta, la represión. Cada cosa ameritaría un análisis distinto.

La denuncia: basta con leer los diarios previos y es evidente que la queja de los candidatos ya estaba preparada de antemano. Ya habían “decidido” que iba a haber fraude. Sin duda que el resultado de las PASO los había dejado muy lejos de cualquier expectativa de triunfo, y sólo cabe decir, como malos perdedores, “yo no fui”. Pero mirando el mismo modus operandi en Santa Fe y en Buenos Aires, no veo manera de pensar que realmente hubo fraude. Quizás por aquello de que “en boca del mentiroso hasta lo cierto se hace dudoso”. Lo cierto es que me parece sensato que el fraude eventual se denuncie después de ocurrido; hablar de él antes tiene toda la apariencia de excusa o paraguas.

La quema de urnas: unas pocas urnas fueron quemadas. Esto resulta aberrante (y lo pudimos ver en Catamarca hace muchos años). Sin duda que en esas mesas debería votarse de nuevo. Pero como tanto unos como otros pueden aparecer como responsables no es fácil saber de antemano quiénes fueron los responsables. De todos modos, me resultaría comprensible (¡e inaceptable!, aclaro) que el oficialismo queme urnas si fue derrotado. Pero en la mitad de los comicios o si las actas muestran el triunfo del partido de gobierno la quema no tiene ningún sentido. En cambio, sí tiene cierta lógica (¡aberrante!, acoto) en aquellos que ya desde antes del comienzo hablaban de fraude e irregularidades.

El resultado: el resultado, detenido el conteo provisorio por las denuncias, mostraba (en un 81%) el triunfo muy cómodo del oficialismo (un 14% de distancia). Las denuncias de la oposición deberían hacerse en la justicia, no en los medios, algo que sólo sirve para provocar o para incentivar pasiones. El resultado de las PASO, en la que no hubo denuncias de fraude, no debería ignorarse. Es sumamente sensato pensar que el partido de gobierno mantendría más o menos esos guarismos. Y todo indica que así ha ocurrido. Todo lo anterior, y lo que siguió no invalida en resultado de las elecciones.

La protesta: con denuncias y medios repiqueteando fraude es razonable que la “gente” saliera a protestar; “ellos” les dijeron que les habían robado Protesta más o menos serena, o más o menos vehemente según los protestadores, o los especialistas en eso. Además, las protestas en la Ciudad de Tucumán, donde la oposición resultó vencedora, tiene garantizada la concurrencia. Y basta con que haya denuncias, reclamos y medios acorde al servicio de la causa de los malos perdedores (y del embarrado de la cancha) y el clima y su ejecución estaban asegurados.

La represión: el gobierno de Tucumán, y su policía, ya seriamente manchada en las manifestaciones provocadas desde los hegemónicos, mostraron su brutal y aberrante capacidad represiva. Con muertos inclusive en el 2013. Y el gobierno nada hizo para depurarla. Los represores, los que dispararon balas de goma y los que actuaron en un ejercicio abusivo de la fuerza deberían ser sancionados e incluso expulsados de la fuerza. Y actuarse muy firme y seriamente en una seria reforma de esta fuerza policial (y de todas las del país). 

Sin embargo, creo que debemos estar serenamente preparados para que la perversa y pornográfica connivencia entre la oposición y los medios concentrados y colonizadores hagan todo lo que esté a su alcance para ensuciar mentes, y si fuera el caso derribar gobiernos. Y es sensato saberlo. Y sensato decirlo. Y sensato seguir alerta. Esto recién empieza.

Foto tomada de www.taringa.net 

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